«Podrá no haber poetas, pero siempre habrá poesía.»
Gustavo Adolfo Bécquer
Obra poética
ESTE CAUDAL DE MIS PALABRAS MUDAS.
Editorial Torremozas. Madrid, 1984.
Prólogo de Miguel Fernández (Premio Nacional de Poesía).
Estructurado en cuatro divisiones, el cántico de esta obra es para la vida, la amistad, el amor y Dios. Escrito con verso vehemente, pasional, con asombro por los elementos de la naturaleza: luces, alas, aves, vientos, aguas… que sirven de simbolizadores a la poética de Encarna León.
“Hay un ansia que fluye y hay también una sed. Esas interrogantes son a las que el poeta se obliga y es condición del canto el responderlas. Cuando ello ocurre y esa voz es grácil, la verdad existe. Bienvenida pues esta nueva palabra a la poesía.” MIGUEL FERNÁNDEZ
EL VUELO DE UNA SED.
Editorial Torremozas. Madrid, 1988.
Poemario de voz delicada, honda de penetrante sensibilidad, cantado en breves poemas donde vive una constante sed que se manifiesta y configura a través de los tres apartados: I Golondrina en vuelo; II Rumor de colmena; III Geometría de amor. Libro que se mueve entre la realidad y el deseo y que se sintetiza en la cita final de García Lorca: «El poeta es un árbol con frutas de tristeza, y con hojas marchitas de llorar lo que ama».
“El vuelo de una sed, tercera entrega de Encarna León, supone una reafirmación vocacional de esta poetisa y un importante paso en el adelgazamiento y precisión de su palabra poética, ahora enriquecida con la gracia y tradición andaluza de sus orígenes granadinos.” JACINTO LÓPEZ GORGÉ
HELENA.
Editorial Torremozas. Madrid, 1990.
El poemario es un desdoblamiento de la personalidad, una transposición iluminada y dolorida de la niña lejana que en toda mujer permanece oculta. A través de los poemas y de la mano de Helena vamos descubriendo las inquietudes y presencias de esa larga esperanza o agridulce realidad, que es el tiempo que a cada ser humano le corresponde vivir.
“Tu Helena tan viva, tan honda, tan plena como tú misma, creciendo desde el sueño adivinatorio de la infancia a la plenitud del amor.” PABLO GARCÍA BAENA
SOBRE CRISTAL DESNUDO.
Ediciones Seyer. Málaga, 1994.
Prólogo de Jesús Luis Fernández de la Torre. Ilustraciones de Eduardo Morillas.
Serie de poemas en un homenaje a Miguel Fernández. Encarna León, que acompaño al poeta en muchos viajes entrañable, asume la ausencia del maestro, con una poesía necesaria que se autojustifica en la sed de Miguel. Consciente que en su literatura el juego no consiste tanto en entender o saber, sino más bien en leer, y parar, y asombrarse, y en seguir leyendo o volando con las aves de la Mar Chica. (Del Prólogo).
“El poemario es un hermoso homenaje a Miguel Fernández, una aproximación y fidelidad a su escritura poética, un inteligente y bien conseguido ejercicio de retórica en el mejor y clásico sentido del término. Los poemas muestran un gran dominio de la palabra, del ritmo y de la estructura. Sus imágenes y metáforas se encauzan sobriamente en el texto limpio, desnudo, nunca desolado.” EMILIO MIRÓ.
ARTIFICIOS DE OTOÑO.
Ediciones Seyer. Málaga, 1995.
Ilustraciones de Eduardo Morillas.
Poemario con una visión trascendida y plena del vivir cotidiano. La poeta echa anclas en el presente para observar, a través de un verso fresco directo e intimista, el pasado y mediante una reflexión poética, convocar el futuro. Libro de rebeldía femenina donde el yo poético y el mundo circundante establecen una buena alianza de emoción y reflexión en busca de equilibrio.
“Poesía de tono meditativo, íntimo. Esta poesía atrae por el tono suave y persuasivo de su voz, por el ritmo de la melodía de su verso. El yo poético femenino posee unas motivaciones y unos resortes que le hacen abordar cualquier tema.” JOAQUÍN BENITO DE LUCAS.
…Y TE VAS AL PADRE.
Editorial Torremozas. Madrid, 1998.
Poemario de voz profunda y dolorida que nace del amor de la poeta como homenaje al padre que ya no estará físicamente pero que permanece en el enramado mostrando y recordando caminos. El tema de la muerte y la resurrección están palpables en el latir de cada verso, en cada estrofa nacida como río. .
“No es un libro subjetivo, aunque lo sea en su impulso, su tema, su estructura y su tratamiento. Encarna más que llorar junto a sus hermanos la muerte de su padre, rescata del dolor lo que éste contiene de valioso: la memoria.» ÁNGEL POLI CARBAJOSA.
«¡Cuánto encendimiento!. Verdad que es un libro para guardarlo en la memoria. Libro de amor intenso y generoso. Toda la creación es padre.” ANTONIO ENRIQUE.
DONDE NAVEGA EL SUEÑO.
Editorial Torremozas. Madrid, 2000.
Libro que cierra una trilogía y que se mueve entre la realidad y los sueños. Es un navegar por la vida misma donde la música del verso arropa consciente o inconscientemente, pasiones, deseos y una infinidad de sueños..
“Es un libro apasionado, romántico, casi becqueriano, lleno de íntima música y de originales metáforas”. FERNANDO DE VILLENA
“Es un libro maduro de ventanas abiertas que recupera y transfiere una experiencia, la tuya, para los demás. Y lo haces con acierto. » «Un buen libro, una nueva singladura feliz y acertada en tu ya largo viaje con la palabra poética.” ANTONIO ABAD.
COMO UNA MÚSICA.
Editorial Torremozas. Madrid, 2006.
(Cuaderno Literario)
“Excelente factura de los sonetos que lo componen, sobre todo cuando los temas son tan variados: amorosos, familiares, de amistad, religiosos, etc. En todos ellos se descubre, junto a una gran perfección, una emoción verdadera.” JOAQUÍN BENITO DE LUCAS.
“Como una música es soberbio. Los sonetos poseen una pulcritud y una perfección clásicas. Son a la vez apasionados y místicos como los Sonetos del amor oscuro de Lorca.” FERNANDO DE VILLENA.
TIEMPO DE SIGNOS.
Editorial Consejería de Cultura de Melilla, 2006.
“Hay versos que son música pura, en estado puro.” ANA RIAÑO.
“Desde los instrumentos que se citan en el libro Génesis. Desde el canto oral de Moisés, en el Éxodo, tras cruzar el Mar Rojo, entre las cuerdas tensas y duras del arpa del Rey David, Encarna entra en la música.” ÁNGEL CASTRO.
“Es un libro extremadamente original donde te alejas de la intimidad lírica para aproximarte a la hímnica, merced a ese torrente léxico y a esa atrevida sintaxis que utilizas. Los poemas a las cuatro estaciones me parecen antológicos.” FERNANDO DE VILLENA.
LLUVIA DE ALJÓFAR.
Editorial Zumaya. Granada, 2010.
(Cuaderno Literario)
“Poesía de la mirada, poesía que crece con el sentimiento mientras se aspira a la contemplación y la emoción interior con un abundante juego metafórico.” FRANCISCO MORALES LOMAS.
“Si el viaje ‘mide’ el mundo o da la medida del mundo, esta nueva entrega de nuestra poeta propone un ejercicio de ‘nomadismo’ en el que se incardinan otras ideas-concepto que muestran la perplejidad de la escritura.” JOSÉ LUIS FERNÁNDEZ DE LA TORRE.
FUE EN MOGUER. UNA RECREACIÓN DE PLATERO Y YO.
Editorial Geepp. Melilla 2014
“¡Muy bien! Las sensaciones que transmites con los heptasílabos y octosílabos, tan musicales, me parecen sugerentes y funcionan magistralmente con lo que ahora se llama intertextualidad. Todo es armonioso y un logro de belleza. ¡Enhorabuena!.” JOSÉ LUIS FERNÁNDEZ DE LA TORRE (CATEDRÁTICO DE LENGUA Y LITERATURA) .
GOLONDRINAS. POEMAS DISPERSOS.
Recogido en la antología personal «El color de los ritos».2016
“Es una recopilación de poemas publicados por la autora, en fechas y lugares diferentes, en revistas literarias y en antologías compartidas. Los poemas no obedecen a una temática concreta, no por ello se ofrecen aleatoriamente dispuestos, están por orden cronológico, según su aparición en los distintos soportes que los recogieron en un tiempo pasado, pudiendo ofrecer una lectura diversa, amena, no encasillada y para todos los gustos. Estos poemas-golondrinas, dice la autora “que a fuerza de buscar lugares donde anidar, hoy vuelven a su nidal primero; encontraron el sitio exacto para terminar definitivamente su aleteo”.
[…] Rumor de oleajes, precioso título que, henchido a su vez de poesía, proclama lo que son los poemas que encierra: un suave y constante rumor de los latidos del mar que, cual las olas, progresiva y constantemente nos dejarán sentir su melodía. Porque el mar en su inmediata vecindad se convierte en una sinfonía de color que impregnará sus versos, rezumantes a la vez de evocaciones históricas, de yodo y de sal. Sin embargo, del mar no nos llegará sólo una percepción sensorial, sino que su contemplación también motiva a través de él, la reflexión afectiva sobre la historia, entrelazada, cómo no, al tratarse del Mediterráneo, con el mito y la leyenda. […] el mar será para nuestra autora motivo de permanente reflexión sobre el devenir del tiempo […]
No me resta sino felicitar a la autora y agradecerle muy sinceramente que nos permita deleitarnos con este genial libro en cuya brevedad no cabe más bella poesía y con cuya lectura tengo la seguridad de que disfrutarán emocionados.
Palabras del profesor Juan José Amate en la presentación del libro
En la nueva entrega, Esta espera de ave encontramos de modo inequívoco la voz singularísima de su autora, Encarna León. El yo poético practica un ejercicio de autocontemplación en diversos escenarios espaciales y temporales. Los primeros configuran el ámbito de lo cotidiano y doméstico, los segundos, los temporales, incardinan esos lugares en un noviembre donde dominan la nostalgia evocadora de otro tiempo y se insinúa la escritura como proceso de trascendencia.
José Luis Fernández de la Torre en el estudio crítico para la obra de Encarna León “El color de los ritos” escribió:
Vivir o re-vivir en el ‘negro’ del poema, en la tinta del texto significa poder salir del abismo y de la nada o, si se quiere, poder restablecer un orden que se creía perdido y, sobre todo, obliga a poseer esa lógica lírica de la belleza, la conciencia implacable que construye la armonía del canto. (P. 142-143)
Una vez más Encarna León lo ha conseguido en este libro. Y sin duda seguirá construyendo ‘belleza’ y ‘armonía en el canto’ en los poemas aún inéditos que ahora se encuentren en fase de elaboración.
Notas del prólogo para Esta espera de ave de María del Carmen Hoyos Ragel
Nos enseñó el poeta Jaroslav Seifert que “recordar es la única manera de detener el tiempo” y es este el recurso que va a utilizar nuestra escritora, para anular el conjuro del destino y hacer posible el prodigio de la resurrección a través del extraordinario acontecimiento que se materializa en la luz de su universo lírico, en donde ausencia, dolor y recuerdo se engarzan y se constituyen como material poético desde el que elevar un estandarte, el lugar común de la memoria
Encarna utiliza el recurso memorístico para rebelarse frente al destino, conjurando el extraordinario acontecimiento del regreso a los días dichosos, materializados a la luz de la memoria (“a veces la memoria sorprende / con un pavor de siglos”), para recomponer las costuras que hilvanan lo mejor de toda una vida, momentos que se componen, fundamentalmente, de estampas detenidas en la morada de los años felices.
Es un texto hondo y repleto de emotiva intensidad, hermoso en su planteamiento, rebosante de una especial sensibilidad, cargado de delicadeza, intenso, arriesgado (por cuanto puede tener de personal, pero superando con creces lo anecdótico) y construido en la frontera de la épica de lo cotidiano, donde la poeta convierte en horas calmas el tiempo vivido. La escritora es un ser que ha ido entrando y saliendo del salón de la memoria, atravesando el laberinto del tiempo, para recorrer con el paso de las páginas un álbum lleno de estampas que, a modo de impresiones, han quedado grabadas en el corazón de quien ha adquirido la madurez precisa, y las contempla como un todo gracias a la evocación de la niña que le mira desde el otro lado del espejo, para rescatar los paraísos perdidos. Y aquí reside la grandeza de este libro, pues con la utilización de materiales sencillos y nobles, bajo el amparo de imágenes ligeras y palabras gráciles, nos introduce en una senda de revelación, connotativa, casi de mística urbana, que deviene en un texto que transita, íntegro y meditativo, por la indagación reflexiva para cuestionarse, para cuestionarnos, acerca de la fugacidad de nuestra existencia
Notas del prólogo para “La lluvia que me habita” de José Sarria
«Hay una brisa leve que viene como del pasado con un reborde de melancolía y otro de remenbranza. Encarna León, poeta y granadina de nacimiento, se sube al tren de los recuerdos de una niñez y de una juventud ricas en vivencias, las suyas, que son de unas etapas trascendentales en su modo de entender el mundo. Porque la infancia siempre es una patria y Granada es el fondo de la suya, con el olor a primavera o esa luz indefinible que lo envuelve todo cuando alcanza el otoño y el frío de las nieves se acerca…»
Nota del Prólogo de Remedios Sánchez